21 jul 2009

En el gimnasio

He quedado con Maider para ir al gimnasio. Voy en coche como casi siempre, es mucho más cómodo que ir en metro. Llego muy justo de tiempo, también como casi siempre, así que decido ir cambiándome de ropa en el coche mientras conduzco. No necesito las manos para conducir.
Llego, aparco y subo al gimnasio. En el ascensor me doy cuenta de que me he dejado la mochila en el coche, pero da igual porque ya tengo la ropa de deporte puesta. Cuando acabe la clase ya bajaré a por ella para poder ducharme. Subo las últimas escaleras y tengo el aula frente a mi, con la puerta cerrada. La pared es un cristal, se ve todo desde fuera, y veo que el todo el mundo está agolpado en una esquina de la clase dejando libre el 75% restante. Pienso que es algo muy raro, y que tiene que ser muy agobiante estar tan pegado al resto.
Veo a Maider que me está mirando y me dice "mira a quién tengo detrás". A pesar de que entre ella y yo hay un cristal y una puerta cerrada le oigo decirlo sin problemas. Miro detrás de ella y veo a Aintzane. Va vestida totalmente de rosa.
Entro en el aula, cojo un step y dos esterillas (¿para qué quiero dos esterillas?) y me voy a la otra parte de la clase, yo solo. Allí me doy cuenta de que una de las esterillas es el triple de grande de los normal así que vuelvo a por otra. Saludo dos veces a la monitora, pero o no me oye o no me hace caso...
Cuando vuelvo a mi step, a su alrededor hay un montón de basura.

2 comentarios:

wapm dijo...

Lo de que toda la gente estuviera junta en el mismo sitio me recuerda mucho mucho a cuando fui a la piscina en Madrid y toooodo el mundo estaba agolpado en un sitio, con las toallas casi tocándose, mientras practicamente todo el resto de la piscina estaba vacío. Qué agobiante y qué miedo daba aquello... además todos estaban mazadísimos.

Anónimo dijo...

jajaja