23 jul 2009

Camarero

Estoy yendo en tren con María a una fiesta. El tren está tardando un montón, parece que no vamos a llegar nunca... pasamos una parada, y otra, y otra... vamos en silencio.
Cuando llegamos a la parada vemos pasar por delante a Motriko, a quien no veía desde hace por lo menos cinco o seis años y está igual, no ha cambiado nada. Va con prisas y no nos ve.
En ese momento pienso que no debería de haberme puesto el traje de baño rojo y el polo de la Cruz Roja para ir a la fiesta porque no son ropa para ir a una fiesta. Además me puedo meter en líos...
Llegamos a la fiesta y hay muchísima gente. No conozco a nadie, ni siquiera a la chica que nos abre la puerta y que debe de ser la anfitriona. Al verme me sonríe, me da una bandeja llena de vasos con bebida y me dice "muchas gracias por venir a ayudar". Creo que ella tampoco me ha reconocido y lo dice por cómo voy vestido...
No contesto nada, cojo la bandeja y me pongo a servir a la gente. Debí haberme cambiado la ropa...

No hay comentarios: